Enroscado en esa cajuela inmunda 1
Enroscado en esa cajuela inmunda, acribillado por esos disparos, es el jefe de cinco gobiernos, punto fijo o estratega de otros diez, por lo menos; el fino fraguador, el maestro sutil de metódica paciencia, ejemplo verdadero de ella aun espiritualmente: es él —¿cómo negarlo?— ese arrumbado costal de carne lívida fuera de cualquier correspondencia con su pasado y con sus planes, atrozmente fuera —o bien justamente en los ojos de alguna silenciosa clarividencia —¿cuál?— no deja tiempo para vislumbrar el tan perseguido destello.
1 Este poema se refiere a la muerte de Aldo Moro (N. del T.).
|