La blanca luna otoñal brilla en el patio. Fantásticas sombras caen de la orilla del techo. El silencio habita en las ventanas vacías; De pronto, las ratas emergen suavemente Y pasan chillando por aquí y por allá Y un vaho grisáceo husmea tras ellas Desde la letrina. Ahí, Fantasmagórica, chispea la luz de luna. Y ellas, como locas, chillan de avidez Y cubren la casa y el granero, Pleno de frutas y semillas. En la oscuridad, vientos helados lloriquean.
|