Cuando llega la tarde, Un rostro azul, apacible, te abandona. Un pajarillo canta en el tamarindo. Un gentil monje Junta unas manos muertas. Un ángel blanco busca el hogar de María. Una guirnalda nocturna De violetas, trigo y uvas moradas Es el tiempo de lo iluminado. Junto a tus pies Las tumbas de los muertos se abren Cuando pones la frente entre tus manos de plata. La luna de otoño Vive silenciosa en tu boca, Ebria de jugo de amapola, oscuros cantos; Flor azul, Que resuenas, apacible, entre el ocre de las piedras.
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