De camino |
Por la tarde, trajeron al extraño hasta la morgue; |
El niño Elis
Elis, cuando el mirlo llama en el oscuro bosque,
He aquí tu decadencia.
Tus labios beben en la frescura del rocoso manantial azul.
Cuando tu frente a sangrar comience,
Deja las antiguas leyendas
Y las oscuras interpretaciones del vuelo del ave.
Te diriges con blancos pasos rumbo a la noche,
Que cuelga llena de púrpuras racimos,
Y mueves los brazos más bellamente en el azul.
Un zarzal suena
En tus ojos de luna.
Oh, hace cuánto moriste, Elis.
Tu cuerpo es un jacinto
Donde un monje posa sus dedos de cera.
Una negra cueva es nuestro silencio
De donde surge, a veces, un tierno animal
Y deja caer lentamente sus pesados párpados.
De tus sienes cae un rocío oscuro,
El último oro de estrellas en ruinas.
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Canción de Kaspar Hauser |
para Bessie Loos |
En verdad amaba al sol que se ponía, púrpura, tras la |