Quietud en la habitación nocturna. La linterna plateada chisporrotea Ante el aliento cantante Del solitario; Hechizadas nubes de rosas. Una negrusca nube de moscas Oscurece el cuarto de piedra Y se eriza por el tormento Del día dorado la cabeza Del apátrida. El mar inmóvil pernocta. Estrella y negra jornada Desaparecieron en el canal. Niña, tu enfermizo sonreír Me siguió, suave, durante el sueño.
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