Ciudad interior |
Fragmentos |
* * * La ciudad ve partir a sus exarcas a países remotos, como la certidumbre de su cometido. Después de que el último peregrino recibe la sombra en su cuerpo, como un vaso olvidado, cierra sus puertas. La ciudad vuela cuando el desierto enfría. Su muralla es el canto de una moneda que se acerca al ojo del Gran Coleccionista. Lanzada al cofre de sombra como una parábola, encalla en mar ajeno. Ojos que dormían se abren y no recuerdan un ocaso sin mar. Alaban y vuelven a cerrarse avecindados en su revelación. *** * * * La ciudad contra el cielo avanza y deja tras de sí sus cementerios, ahuyenta bandadas de perdices. En los ojos de las aves nocturnas, el llanto de sus hijos extraviados. En la cancelación del duelo, su errancia interminable. |