Río de piedras
a Jaime Sabines
Hace millones de años estuve allí, cuando la montaña erguía su placidez estuve allí, cuando en su vientre se gestaba un gigante estuve allí, cuando se iniciaron los furores de su parto, y el cráter, como una pelvis dilatada volcó su cauce, estuve allí. Sentí la fortaleza en el dolor y el placer inmenso al tiempo que bullía la cauda de piedras. Desde hace siglos brotan de nuestros ojos de madre vertientes de agua fresca y rumorosa que pulen las piedras inmensas. Vítosha* —río de piedras permanentemente detenido— testigo del paso del gigante.
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