Y la ola canta porque se mueve
Y la ola canta porque se mueve; Atrapados en su brillo, cantamos también.
Nos han concebido en tumbas, juntos, separados, juntos. Tras el muro que se yergue, prisioneros, protegidos, A la medida exacta de nuestra desventura. Separados, creemos que deseamos estar juntos. Mas imploramos soledad en el encuentro. Hasta que el vuelco libre del mar transforma Nuestra comodidad en una pena que la excede, Haciéndola pedazos.
Tales son las aflicciones en que buscamos sentido, Tales, los gritos de aves por encima de las aguas, Tales, las brumas que el sol disipa con la aurora, Lamentos, lágrimas, guirnaldas, rocas, todos pisoteados Por el corazón gritando en su constante empeño En romper, latiendo, nuestros falsos subterfugios; Su lengua de plata cual reja de arado arranca el fracaso, Arrastra al día y a la noche, sabe aprovechar el sueño, Los cielos; conducida y suspendida como un astro, A todo cobra el diezmo menos a la muerte, Nos nutre y enmarca con la médula de todo Menos de la muerte, incapaz es de invocarla.
La muerte es una nube a solas con el sol. Nuestros corazones, como peces saltarines en lo verde de la ola, Hallan la calma al fin bajo su sombra. Pues en la palabra muerte No hay nada que asir, nada que apresar o reclamar; Nada a que aplicar la virtud del corazón, virtud Para sobrevivir, pues no se puede sobrevivir a la muerte, Sólo aceptar lo irrecuperable de las llaves. La ola vacila y se ahoga. La cuchilla del gozo Rompe. El rastrillo de la muerte Se hunde más. Y las olas se arrojan y se esparcen.
Y las olas cantan porque se mueven. Y las olas cantan sobre el cementerio de las aguas.
In the Grip of Light 14 de septiembre de 1946
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