Alejandro Aura Selección y nota introductoria de Eduardo Cerecedo VERSIÓN PDF |
Nota introductoria |
Alejandro Aura (Ciudad de México, 1944),* poeta, cuentista y dramaturgo. Quien oye hablar o platicar a este poeta, prácticamente no olvidará ese primer encuentro con quien domina a la perfección la palabra hablada, ferviente discípulo del maestro Juan José Arreola en su juventud, y que supo que, quien emplea el idioma como fuerza centrífuga para enaltecer el espíritu, siempre mirará con ojos nuevos los acontecimientos cotidianos, que para la mayoría de los mortales ocurren sin mayor trascendencia. Como lo confirma Rubén Bonifaz Nuño al referirse a los que llevan esa estirpe cuando dice: “Siempre ha sido mérito del poeta / comprender las cosas; sacar las cosas, / como por milagro, de la impura / corriente en que pasan confundidas, / y hacerlas insignes, irrebatibles / frente a la ceguera de los que miran”. Aura es uno de ellos, el que busca los sonidos, los ritmos justos, y entonces las palabras salen como desfilando en la hoja en blanco. De esta manera se forja en la superficie lo que llamamos poema y que lleva el vigor de la poesía, ese algo inefable que nos permite el gozo de lo bello.
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* La nota introductoria data de 1997, año de la primera edición de este Material de Lectura. Alejandro Aura falleció el 30 de julio de 2008, en Madrid, España. (N. del E.) |
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Bibliografía |
Poesía
Cinco veces la flor (Siglo XXI, 1967), Alianza para vivir (UNAM, 1969), Varios desnudos y dos docenas de naturalezas muertas (Monterrey, 1971), Volver a casa (Joaquín Mortiz, 1974), Tambor interno (Estado de México, 1974) —estos libros están contenidos en el volumen: Cinco veces, antología poética (SEP/Plaza y Valdés, 1988) —, Hemisferio sur (Papeles Privados, 1982), La patria vieja (UAP, 1986), Poeta en la mañana (FCE, 1991), Fuentes (Pequeña Venecia, Venezuela, 1993), Júbilo (FCE, 1997), Poesía 1963-1993 (Conaculta, Lecturas Mexicanas, 1998), El halcón (Secretaría de Cultura de Jalisco, 1999), Poemas y otros poemas (FCE, 2003) y Se está tan bien aquí (Calamus/Conaculta/INBA, 2007).
Prosa
La Historia de Nápoles (Cidcli, 1988), Los baños de Celeste (Editorial Posada, 1989), La hora íntima de Agustín Lara (Cal y Arena, 1990), Cuentos para leer en los aviones (Cal y Arena, 1993), El otro lado (FCE, 1993), LʼAutre Côte (Annik Press, Canadá, 1995), The Other Side (Annik Press, Canadá, 1995) y Cuentos y ultramarinos (Ediciones Sin Nombre/UAM, 2009).
Teatro
Salón Calavera, Las visitas, Bang (Océano, 1987). |
De Tambor interno
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[Fuimos niños] |
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De Cinco veces la flor
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Mi hermano mayor |
Yo tenía un hermano mayor; |
De Alianza para vivir
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El azorado Canción para la golondrina Yo te platico, Juan El azorado |
¿A mí me han escogido?
La golondrina es animal corriente,
Yo te platico, Juan I |
De Varios desnudos y dos docenas
de naturalezas muertas |
Desnudo con espejo Desnudo con rosas Desnudo con espejo |
En el cuarto blanco
En el cuarto blanco |
De Volver a casa
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Un muchacho que puede amar Volver a casa Un muchacho que puede amar |
1
1 |
De Hemisferio sur
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Hemisferio sur |
(Fragmentos) |
De La patria vieja
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Vagar, vagar Ninón Sevilla La persecución Un ser mítico Vagar, vagar |
Poner un pie en la tierra
Querida Ninón Sevilla: Alejandro
La persecución
1
Ya me veo encarnado en un ser mítico cuya gracia fuera ser un ojo ingente, pavoroso, que abarcara de sobra todo lo posible y estuviera entrenado para modificar relaciones: el efecto de la clorofila, azul; el cielo, verde; el mar, morado; las montañas, no más grandes que un señor; la tierra, plana. Y tal vez ni aun así encontraría la calma que contiene el reposado amor que sacuden en las sábanas por la mañana los viejos matrimonios. Tal vez ni aun así. Pero dejemos esto a un lado y volvamos al ojo gigantesco que surge de pronto en el horizonte y lo va mirando todo. ¡Qué estupendo calibre el que cobra así la materia! ¡Qué manera de amar de aquello que llamábamos Dios! Ya todo es posible porque todo es visto, lo más grande y lo más pequeño, lo izquierdo y lo derecho, lo dentro y lo fuera. Y el ojo así de grande y de capaz lo único que no ve es otro ojo, otro tanto semejante a sí, un ojo hembra que rompiera la línea que separa al hombre de su sueño. Pero dejemos esto a un lado y aceptemos que todo es porque sí, porque me veo ya encarnado en un ser mítico cuya gracia fuera...
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De Poeta en la mañana
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Un ruido Las olas del mar Cómo salirse de la noche Vestirse Vida súbita Un ruido |
De repente ha entrado a la casa un ruido
No es el mar menor que esta ola Cómo salirse de la noche
La piedad del día nos recoge al fin
La ropa olorosa del cajón consagra
Y de qué vivió, preguntan asombrados:
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De Fuentes
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La quincuagésima La sexagésimo sexta La septuagésimo sexta La septuagésimo séptima La quincuagésima |
gritos que son ángeles
Haz de cuenta que esta piedra que es la vida
La septuagésimo sexta
de dónde nace el fuego
pues todo hacia un limitado fin
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De Júbilo
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Estar Llorar Estar |
Lo que quiero es estar,
Queriendo abrir mis ojos, cerré mis ojos; |