Lo que quiero es estar, y estando, no dejar que el agua se detenga, como un pez lujurioso, estar, y estar moviéndome en el aire para que como en aspas todo avance hacia un júbilo movible, nada más estar me gusta, y si la tierra no para de menearse, no cesa de frotarme, sé que estando nada más habré de ser caldero de cenizas nomás de puro estar.
Llorar
Queriendo abrir mis ojos, cerré mis ojos; no sabía qué era qué. Me tenía ocupado el sentimiento. Ese modo mecánico y viejo de decir que se le salen a uno las lágrimas me pasaba; casi no pude contenerlas pues aunque dijera para mí que no lo otro decía dentro de mí que sí, que llorara, que la triste vida sólo comprende el día que se está viviendo y si el día entero quiere llorar, que llore; se dirá que se ha vivido una vida de lágrimas, y punto.
|