LAS ESTRELLAS Llaman islas de luz a las estrellas y no sé la razón por qué las llaman. Dicen que hay un beleño misterioso en su tibio fulgor para las almas; y hay quien diga que ellas, muchas veces, sus pupilas encienden la esperanza. ¡Qué mentira tan triste…! Yo jamás he pensado en contemplarlas. Cuando buscan mis ojos las estrellas, las estrellas se esconden o se apagan… Dicen que sus fulgores, simulando blanca lluvia de lágrimas, tristemente descienden por las noches y visitan las ruinas solitarias de retoños silvestres o de fúnebres musgos coronadas. Tal vez lo hagan así. Suele el viandante de tiempo en tiempo suspender la marcha, y sentarse a leer en cada piedra que el tiempo azota o la intemperie labra, la memoria inextinta y dolorosa de las cosas pasadas. Tal vez lo hagan así; mas hace tanto que inútilmente el corazón lo aguarda… Muchas veces, de noche, me he sentado a las puertas de mi casa; y en mis largos insomnios, y en mis continuas y mortales ansias, ¿qué han hallado en el cielo mis pupilas…? Abismo, soledad, tinieblas… ¡nada…! que aunque alumbran las ruinas, las estrellas, no hay que esperar que alumbren para el alma. Dicen que los poetas, esos seres que adivinan lamentos y palabras, sollozos, anatemas, gritos, imprecaciones o amenazas, las han visto llorar sobre las tumbas, cuando el silencio de la noche avanza, a envolver las gavetas y las cruces en el triste vapor de sus miradas. ¿Para qué mentirán…? Si fuera cierto que de las tumbas y el dolor se apiadan, yo lo supiera bien. ¡Ay, cuántas veces, huyendo del dolor que me acompaña, me he sentado a las márgenes del río, por sentir a mis pies quejarse el agua y en la arena ensayar la última estrofa que en rumores traducen las montañas…! ¿Para qué mentirán…? Huérfano y solo, sin luz la frente: y sin calor el alma, ¿qué otra cosa es mi vida que una tumba de mortales recuerdos coronada...? Muchas veces, de noche, me he sentado a las puertas de mi casa; y en el ir y tornar de mis recuerdos, y en mis continuas y mortales ansias, se han hundido en el cielo mis pupilas, mas no logra encenderse mi esperanza. Cuando buscan mis ojos las estrellas, las estrellas se esconden o se apagan.
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