EL PASO DEL DOLOR I La noche del dolor es grave y densa. En dos filas formaos, poetas, hijos de la noche inmensa, y dejad de pensar. ¿En qué se piensa cuando en el alma se desploma el caos? Una noche infinita, con su mortal gravitación de roca, sobre la soledad se precipita. En ella entremos. A nosotros toca saber lo que esa noche entraña y grita. Por aquí va la entrada de esa noche sin límites ni nada a que os convido yo. Venid conmigo. Vuestra pisada huelle la pisada que hollando va la del dolor que sigo. Nadie penetrará más que nosotros en esa noche imperturbable y quieta. Tan difícil la entrada y tan secreta puso a Dios a los otros, como a la mano y fácil al poeta. Ninguna flor de luz abre su broche. Mas no habrá que temblar ante el derroche de tanta sombra que dormita en calma. Vosotros, como yo, tenéis el alma grande, y triste también, como la noche. En dos filas formaos, poetas, seres que acaricia el caos, y entremos ya. Cuando el dolor sintiereis, si teneros en pie no consiguiereis, de rodillas estad. ¡Arrodillaos…!
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