Sueño
¿Aún ríe tu cuerpo a la aguda caricia de la mano o del aire, y a veces reencuentra en el aire otros cuerpos? Muchos de ellos regresan de un temblor de la sangre, de una nada. También el cuerpo que se tendió a tu lado en esa nada te busca. Era un juego ligero pensar que algún día la caricia del aire podría renacer imprevisto recuerdo en la nada. Tu cuerpo se habría despertado una mañana, amoroso de su misma tibieza, bajo el alba desierta. Un agudo recuerdo te habría recorrido y una aguda sonrisa. ¿No vuelve aquel alba? En el aire se hubiera ceñido a tu cuerpo esa fresca caricia, en la íntima sangre, y si hubieras sabido que el tibio momento respondía en el alba a un temblor diferente, a un temblor de la nada. Lo hubieras sabido como un día lejano supiste que un cuerpo se tendió a tu lado. Dormías liviana bajo un aire risueño de frágiles cuerpos, de una amorosa nada. Y la aguda sonrisa te recorrió, abriéndote los ojos azorados. ¿No ha vuelto más, de la nada, aquel alba?
1937
|