El fin de Nerón
Nerón no se alarmó cuando oyó la profecía del oráculo de Delfos: "Teme a los setenta y tres años." Tenía mucho tiempo aún para divertirse, tiene treinta años, y el término que el Dios le da, es suficiente para prepararse a los peligros que vengan. Ahora, un poco cansado, regresará a Roma, deliciosamente cansado de su viaje, que fue de días y días de placer en teatros, jardines, gimnasios; noches en ciudades aqueas; sobre todo el gozo de los cuerpos desnudos... Esto pensaba Nerón, mientras en España, Galba en secreto reúne y entrena su ejército, ese viejo de setenta y tres años.
1918
|