Comprensión
Qué claro veo ahora el sentido de mi juventud, de mi vida sensual. Qué falso arrepentimiento, qué inútil... Pero no conocía su valor entonces. Y en lo profundo de mi vida disoluta, se formaron las intenciones de mi poesía, los límites de mi arte aparecieron; por eso ni los arrepentimientos fueron duraderos. Y los deseos de contenerme, de cambiar, nunca duraron más de dos semanas.
1918
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