Permanecer
Debe haber sido la una o la una y media. En un rincón de la taberna, tras la división de madera, aparte de nosotros, nadie. La lámpara apenas iluminaba. El mesero dormía cerca de la puerta. Estábamos tan excitados que nada nos importaba. Nuestras ropas entreabiertas... —no usábamos mucha por el excesivo calor del mes de julio— Goce de cuerpos semidesnudos, contacto rápido de pieles, visión de lo que ocurrió hace veintiséis años y que ahora permanece en el poema.
1919
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