Clarín Este clarín que aguarda, colgado a un clavo ahora, las nueve de la noche para tocar la queda, o el despertar del día para dar a la aurora claras dianas que filtran en el éter de seda; yo lo he visto otro tiempo con la voz de otro canto, cuando el sol se quebraba en su bronce bruñido desenvainando acentos cómo espadas de llanto, y sacudiendo trémulas banderas de sonido.
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