La piedra viva La piedra despertó (y era una piedra como las otras que hay en la montaña, con piel de musgo y venas de yedra). Y abrió los ojos. (Era la hora extraña en que se enciende el sol, como la hoguera que calienta al pastor en la cabaña). Y luego dos pasos. (La ladera era sonora y bárbara, y los vientos peinaban su sombría cabellera). Y en interiores estremecimientos se inquietaba la Piedra, hasta que el ansia le abrió la boca, y dijo pensamientos: —¿En dónde estás, en dónde estás, distancia sin relación y tiempo sin medida, y lo que Dios es, la única fragancia? ¡Oh!, quítame esta túnica: vestida así, mi ser es cosa, solo cosa, pues la forma es la cárcel de mi vida.
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