Fendo i Cieli: Apoteosis de Giordano Bruno
¿Más filosofías? Ya no las quiero. Papel mojado, Son escarceos De sordos y ciegos
Piú matematico che natural discorso.
Al sol no se le mira por tragaluces y otros agujeros sino de la cumbre misma, donde anda el fénix, soslayando los efímeros hurtos al dolor. Con el ojo preciso del interior artífice, diestro por ventura en quitarse de cuentos
Yo prefiero las cosas como vibran: desnudas y quemantes. Yo comprendo mejor el movimiento vital del mundo las aves presentidas en un éxtasis que arrasa los linderos entre las alas y el volar, entre la pertinaz pupila y cuando acecha sin cesar el ojo
Vedere il sole?
Cuando niño, Vesubio, pensaba que tus fuegos eran el corazón del universo Poco después (¡Oh tiempo, tiempo redentor y mártir!) el brillo secular de Nápoles ensanchó mi deseo. Así brotaron a la vida todos esos países, con su gran simulacro, su necesaria sombra. Crucé los Alpes. En Ginebra sufrí las iras del Venerable Consistorio. Profesé solecismos en Toulouse. Luego llegaron Londres y Oxford: ‛a philosopher', me designaba Cobham en sus cartas al secretario de la Reina, whose religion I cannot commend. Además Wittenberg, y Praga, Frankfurt am Mein. En suma hoy hijo pródigo en Venecia, furores en reposo, no me bastan los libros, las galas, los volcanes ni los astros que visten resplandores ajenos.
Vedo il solé. Miro el mágico centro de la estrella de igual a igual puesto que todos somos uno. Y a buen paso, desaprendiendo frases y conceptos, aun el infernal abismo se me llena de luz.
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