En la pequeña troje debajo de las margaritas las pequeñas abejas organizaron un baile enloquecido suda el sol tiembla el agua cae lentamente el sésamo de fuego las esbeltas espigas se inclinan ante el cielo moreno. Con labios de bronce cuerpos desnudos abrasados en el pedernal de la inspiración ¡Ea! ¡Ea! sacudiéndose atraviesan las carretas los caballos se hunden en el aceite del descenso los caballos sueñan con un paraje fresco con abrevaderos de mármol una nube de tres hojas lista para derramarse sobre las colinas de delgados árboles que escaldan los oídos sus estiércoles. sobre los panderos de los grandes campos donde bailotean Más allá de las doradas dalias duermen las jovencitas su sueño huele a incendio en sus dientes retoza el sol de su axila gotea dulcemente la nuez moscada y el aire aspirado en bocanadas se tropieza con azaleas, nardos y sauces perfumados.
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