Yee Bow
Me hicieron asistir a las clases de catecismo en Spoon River, y quisieron que negara a Confucio por Jesús. No me pudo haber ido peor si hubiera pretendido que negaran ellos a Jesús por Confucio. Pues, un día, sin siquiera avisar, como si fuera una broma, se me acercó por detrás, silenciosamente, Harry Wiley, el hijo del ministro, y me perforó los pulmones con mis propias costillas bajo el golpe de su puño. Ahora nunca dormiré con mis ancestros en Pekín, y ningún niño rezará sobre mi tumba.
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