Invierno
Nos silban, venidos de un sur frígido, vientos que nos queman la boca y las rosas; el colibrí se paraliza, el agua se congela e inmoviliza al pez. Mas el hombre permanece —y es necesario que sea recordado en una estatua— desvía ríos, abre canales, construye ciudades, vuela y nada. Y procrea sin necesitar la primavera.
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