Poema de los 30 años
Decoloradas por el tiempo y desfiguradas por la distancia que me separa de ellas y de tales días, fruto y motivo de mis meditaciones, palabras que siento sin la intensidad de entonces, remotas y latentes resonando como ecos de sueños idos y por vivir, creciendo unas, otras diluyéndose. Vladivostok, Valladolid, Volga, Guadiana, Guadalquivir, Málaga y Mallorca, paisajes y emociones no concluidos y que no serán. Puentes, valles, ríos, litorales, nada más me aumentan. Me enraizan en este suelo, y envejezco, de bruces en una página, saboreándola, condenado a la vida. ;
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