Verano
La naranja madura en silencio, pende dorada y cae cual poema definitivo. Hay poemas que jamás nacen: no fueron flor. El águila veloz desciende para permanecer y sobrevivir; la sombra asusta y esconde el sol a la víctima. Muerta, los diminutos la diluirán inconscientes de tiempo. Sumados los días, Homero se fragmentará. Amor maduro, el verano es la plenitud obsequiosa a la solicitud; el camino es el otoño, después la muerte. Grávidos, los frutos asoleados dejan entrever, en sus subterráneos, lagartijas menudas y repugnantes.
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