Ah, soñar con las mudas palabras
Ah, soñar con las mudas palabras, por silentes caminos, en la mansedumbre de las penas olvidadas; despojado de contenido, aún existe el náufrago, exvigía de la bruma, en la quilla de sepia cargada. Ahora el esqueleto toma rumbo por la amura de babor, ahogado en el gran sueño, en el caos de su propia alma, —asombrada sombra blancuzca, sin brújula, bajo y sobre las olas en una cara del prisma. Del marinero fluye el silencio —rosa que escande los pétalos.
1947
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