Para los lectores
Allá está mi casa. Más allá es sol y el huerto con colmenas. Vosotros pasáis por el camino, miráis por entre las rejas y esperáis a que os hable. ¿Cómo empezar? Creedme, creedme, se podría hablar sobre cualquier cosa cuanto se quisiera: sobre el destino y sobre la serpiente del bien, sobre los arcángeles que surcan con su arado los jardines del hombre, sobre el cielo hacia el cual crecemos, sobre el odio y la caída, sobre tristezas y crucificaciones y más que nada sobre el gran correr. Pero las palabras son las lágrimas de los que quisieron llorar y no pudieron. son tan amargas todas las palabras; por esto, dejadme pasear mudo entre vosotros, salir a la calle con los ojos cerrados.
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