El roble
En la clara distancia siento desde el pecho de una torre cómo suena el corazón de una campana, y en los dulces sonidos se me antoja que gotas de silencio y no de sangre son las que corren por mis venas. ¿Por qué, oh roble, en el umbral de la selva, cuando a tu sombra me acojo y me acaricias tus trémulas hojas, por qué me vence con sus alas frágiles tanta paz? Imposible saberlo. Tal vez con tu tronco muy pronto han de hacer mi ataúd. Y es quizá el silencio que me espera dentro de mi ataúd el que ahora siento. Gotea e mi alma desde tus hojas y mudo escucho crecer en tu tronco el ataúd. Mi ataúd creciendo en ti a cada instante que pasa, oh roble en el umbral de la selva...
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