Jorge Teillier |
Nota introductoria |
A partir del árbol de la memoria encantada y mezclando dicha memoria con un poco de nostalgia podremos vislumbrar los límites del país de nunca jamás, esa región de nuestra infancia donde todo es real, por ser ficticio, en medio de una naturaleza compuesta de pájaros, mamíferos, trenes como culebras, roedores, árboles no siempre frutales, espíritus en forma de humo, de música, mariposas fosforescentes, relámpagos, lluvias casi infinitas, nieblas, temblores, nidos, aguas que no dejarán de deslizarse hasta el fin del mundo. Todo es evocado a través de la poesía como si fuese una arcadia que se nos fue de las manos y donde no somos otra cosa que huérfanos o fantasmas. Jorge Teillier es el único responsable intelectual de esta mágica aventura que aún no se interrumpe. Me parece que estamos en presencia de un visionario que tuvo el valor del inocente y supo prolongar su iluminada adolescencia dentro de una atmósfera mítica que se constituyó, por último, en la atmósfera de fundación de un paraíso perdido.
Sospecho que Teillier, en otro sentido, fue un adelantado. Más que ecología, vislumbro la ecofilia en casi toda su obra. Acaso el último de los románticos (o uno de los últimos que, por feliz paradoja, continuarán apareciendo). El que canta en voz baja, sin énfasis, como despidiéndose del mundo. Más que un canto, el murmullo de una hipersensibilidad dotada para la noción de gracia: el hijo pródigo que nunca acaba de volver, aunque su vida es la vuelta perpetua hacia el país de nunca jamás, como dice uno de sus libros.
Hernán Lavín Cerda |
Alegría |
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Bajo un viejo techo |
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La última isla |
De nuevo vida y muerte se confunden El silencio no puede seguir siendo mi lenguaje, De nuevo sólo se escucha |
He confiando en la noche |
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Vimos llegar mañana |
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Ella estuvo entre nosotros |
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Poema de invierno |
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La llave |
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En la secreta casa de la noche |
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Tarjeta postal |
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Sentados frente al fuego |
Ésta es la misma estación que descubrimos juntos: Ésta es la misma estación que descubrimos juntos: Sí, ésta es la misma estación que descubrimos juntos |
Lewis Carroll |
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Letra tango |
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La puerta del jardín sigue abierta |
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Un año, otro año |
El que durmió largo tiempo
despertó en la fría tarde, foráneo y solo en el sur donde nace la lluvia. Juan Cunha |
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Para hablar con los muertos |
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IV (fragmento de Crónica del forastero) |
El viento y el miedo golpean los muros. La muerte, Quizás alguna vez he muerto. Y era otro Llegaba hasta la calle el runruneo de los rezos. Yo sabía que alguna vez se lloraría por mí mismo. |
V (fragmento de Crónica del forastero) |
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XIV (fragmento de Crónica del forastero) |
Tarde en la Feria de Entretenciones. Un frío viento La lluvia dispersa a todo el mundo, sin dejarnos ganar Adiós muchachos. A medianoche Estrellas tiernas Esperábamos algo, sin duda, Ahora, Y yo |
Edad de oro |
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Cuando todos se vayan |
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A Jack Kerouac |
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Paisaje de clínica |
a Rolando Cárdenas |
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Fin del mundo |
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A un niño en un árbol |
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Despedida |
Me despido de las virtudes y de las gracias del planeta: Me despido de los amigos silenciosos |