Quizás la sabiduría consista en alejarse si algo vibra a nuestro movimiento (porque la horrible araña cae sobre la víctima) para ver, refleja como una estrella, la realidad distante. De ese modo la situación florece a nuestros ojos —o pierde uno a uno sus pétalos— como una especie vista por primera vez. Y juzgaremos triste, vano zurcido que nada repara, el dibujo trivial de nuestro gesto, improbable amuleto contra la emigración de las certezas.
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