Material de Lectura

Buenas noches

 

Mamá me sacude el copete, me besa los ojos, me arropa hasta el cuello, me frota hasta que la cama hierve con el calor de sus manos. Mamá se sienta a mi lado, se enreda mis cabellos en los dedos, canta bajito sin abrir la boca, perfuma el cuarto con su olor.

—No te vayas —le dijo con los dientes apretados, por dentro, sin palabras.

Mamá se levanta poquito a poco. No hace ruido. Revisa la ventana. Cierra bien las cortinas. Acomoda encima de la cajonera las cosas de la escuela. Recoge la ropa. Se detiene en la puerta. Antes de salir, apaga la luz.

Yo aprieto los ojos, contengo el aliento, me esfuerzo para no dormir. Porque entonces, de muy adentro, de algún lugar remoto que me pertenece, sin que yo pueda impedirlo, sin que pueda defenderme, sin que pueda ahuyentarlos, como todas las noches, presurosos, oscuros, jadeantes, incansables, implacables, con los colmillos descubiertos, vendrán los lobos en tropel.