Sobre los ángeles
Os han quitado los vestidos blancos, Las alas y hasta la existencia, Y yo sin embargo os creo, Oh mensajeros. Donde está volteado al revés el mundo, La pesada tela bordada con estrellas y animales, Os paseáis contemplando puntadas verídicas. Corta es vuestra parada aquí, Tal vez al tiempo del alba, si está claro el cielo, En la melodía repetida por un pájaro, O en el olor de las manzanas al anochecer Cuando la luz hechiza los jardines. Dicen que alguien os ha inventado Pero esto a mí no me convence Porque los hombres se han inventado también a sí mismos. La voz, quizás ésta sea una prueba, Porque pertenece a los seres indudablemente claros, Ligeros, alados (¿y por qué no?), Ceñidos con el relámpago. Escuché esta voz muchas veces en el sueño Y, lo que es más extraño, entendía más o menos La orden, el llamamiento en la lengua sobreterrestre: al instante el día uno más haz lo que puedes.
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