La huída
Cuando nos escapábamos de la ciudad incendiada, En el primer camino campestre volviendo atrás la mirada, Decía yo: "Que la hierba cubra nuestras huellas, Que en las llamas se callen los gritantes profetas, Que los muertos a los muertos cuenten lo sucedido. A nosotros nos tocó crear una generación nueva y violenta, Libre del mal y de la dicha que ahí han existido. Sigamos". Y la espada de fuego nos abría la tierra.
1944, Goszyce
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