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Primera lluvia |
No, no se trataba de una posibilidad que estuviera en la agenda, además todo era stainless steel; calambre o pasacalle, eso no consta; sí tu aroma en la tarde truculenta y cómo aspirabas (con aplicación, constancia, puntualidad; hasta hubo que comprarte uno de esos libros llenos de epidídimos, de coitos en sección longitudinal, de digresiones aburridísimas sobre la esterilidad) definitivamente (quién leerá eso) a sentir lo que el vigía en su barril durante lances oceánicos análogos y yo Linceo, pluscuamperfecto Linceo de la miopía discerniendo los poros, los ochos y solenoides de los vellos cuando detrás de la persiana empezaron a saltar chapulines testarudos contra el vidrio y atrapando al vuelo la oportunidad pedagógica y estética te dije en el pómulo que atendieras que en aquello valía fijarse valía mucho fijarse y que (manifiestamente) no se olvida. |
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