Presencia líquida del llanto, flauta en la noche solitaria, todos los silencios de la tierra son pétalos de tu flor. Dispersa tu polen en la oscura inmensidad, alma llorosa, casi inaudible, miel chorreando de una boca sombría. Ya que tus lentas cadencias dan ritmo al pulso de las tardes estivales, convéncenos que el cielo baila porque un ciego cantó.
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