Te vi crecer como un árbol Eternidad inefable; Te vi endurecerte como un mármol, Realidad inenarrable. Prodigio cuyo nombre se me escapa, Granito demasiado duro para el cincel, Felicidad compartida por el pájaro Y por el agua que el perro lame. ¡Secreto que debemos saber y callar! Todo lo que dura pasa; El cielo estrellado se aligera Y la tierra gira bajo mis pies. ¡Sonrían, yacientes muertos! Todo lo que pasa queda; Del negro grano de las rocas están hechas Las briznas más delgadas del prado.
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