Trabajo, tus manos adiestradas en lo duro Forjan el hierro del destino; Herrero hermano de los titanes, A golpe de constancia creas La obra que preferimos, Excusa de nuestra existencia, Hermoso hijo de nuestra sustancia. Dolor, tu mazo nos extermina; Poco a poco, como los sueños, Tu cincel nos perfecciona ¡Adversario parecido al alma! Acostumbrado a su propia cuchilla El más puro diamante reclama El corte exacto del bisel. Deseo, vil traidor, En el bosque del ser tiendes La trampa donde todos caemos; Hábil en la lucha, el alma está siempre Dispuesta a enfrentar la belleza del peligro Se levanta después de la caída Y se enriquece de nuevo abandonándola. Piedad, triplicas nuestro coraje, Aunque poco nos importan los náufragos Cuando dobla nuestra campana. ¿Cómo aceptar algo así por otro hermano? Remeros locos, capitanes temerarios, Resistamos, encaremos los vientos contrarios Por aquellos que no resistan. Muerte, maravilla helada, Al interrumpir nuestra obra exquisita Nos evitas otros errores. Provenimos de nuestros oscuros esfuerzos, Habitamos en lo que somos, Ocultos a la mirada de los hombres Por un muro de terrores en calma.
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