Es fuerza que se conformen Ciertos señores sportmen Flacos, medianos o gordos, A escuchar, si no son sordos, Este grito: — ¡Que los hormen! Lo digo con claridad, Y también por caridad: Estas clubmen mis paisanos Moviéndose a cuatro manos Son una calamidad. No les miro buenas piernas Para Skating, para Hipódromo… Serán para escenas tiernas, Para dijes o mancuernas, Pero no para el velódromo. Se constipan; estornudan; Quieren mucho a sus mamás; Si corren un poco, sudan… ¡Hombre, cuando los desnudan Se ven huesos nada más! En las regatas, las patas Y los patos y… ¡la mar! Los vieron salir cual ratas... ¡No estamos para regatas Sino para regatear! El biciclo es una rueda Con otra ruedita... claro! Y el biciclista remeda Al niño que en la Alameda Va jugando con el aro. Pero si es hombre proyecto, Como dije en otro artículo, Cambia la cuestión de aspecto; Un pretérito perfecto En bicicleta, es ridículo. ¡Y los que van sonriendo...! ¡Y los que van muy formales Sus dos piernitas moviendo...! Esos señores, entiendo Que no están en sus cabales! Al que monta en bicicleta No lo insulto ni denigro: Que toque bien la trompeta Y que pierda la chaveta... Pero ahora es un peligro. Ya lo dijo muy tronante El Sr. Mastella Clarck: No es justo ni edificante Hacer la calle de Gante Una especie de Hyde-Park. Frente a Palacio, de noche, Señores, hay un derroche De biciclos que da horror... Y luego, el wagon… el coche… ¡Maldiga Dios el Sport! Las piernas buenas y listas Por fuerza hemos de tener Y hasta de ruedas provistas: Para andar, los biciclistas; Los otros, para correr.
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