Epístola Si te han puesto los años tan raquítico, Que vienes a ser hombre problemático, Muda el genio que te hace tan ridículo, No enamores ni la eches de sarcástico. ¿Que no miras, imbécil, a tus prójimos Sobrecogidos de terrores pánicos, Al mirarte cual momia de algún féretro, O como espectro lúgubre y fantástico? Yo sé que tu existencia es parabólica Disposición de Dios, y que a los párvulos En ti les muestra los tormentos hórridos De la otra vida, ríspidos y cálidos. Yo bien me sé que vives de pronóstico Carnal del postrer juicio, cual relámpago Que la tormenta al labrador pacífico Anuncia, y llena de pavor los ánimos. Yo bien me sé que vuelves tú verídico El cuento que aprendí como enigmático, Del errante judío que vaga prófugo, Con una maldición y con un báculo… Más sé en tu abono… pero el vulgo crédulo, Que no tiene ni pizca de romántico, El mejor día de toma por espíritu Y te ha de conjurar de un modo trágico… Mírame sin pasión: por tu bien óyeme, Y recibe el consejo que, aunque cáustico, Te da un amigo austero, pero próbido, Que fue en sus mocedades algo práctico. Puesto que sólo huesos eres ¡mísero! Sé disculpar el que te vuelvas zángano, Y cerca a la colmena andes solícito De las hijas de Adán… ¡mas no seas bárbaro! Dedícate a las viejas sin escrúpulos, Y buen provecho te hagan sus escándalos; Pero la tierna flor que abre sus pétalos Para llenar el aire del balsámico. Éter de bendición, éter purísimo, Que es dulce néctar, aromoso y cándido, No es para ti, carcoma de las épocas, No nació para ti, galán espárrago. Déjate de piropos soporíferos; Ya más no arrugues tu semblante elástico: A las chicas pareces un peruétano: Satírico te crees y eres un sátiro. Toma la cruz y calavera frígida, La vera efigie de tu rostro escuálido, Y márchate a entonar un canto fúnebre Con notas graves o chirridos rápidos. Date a los estudiantes osteológicos Como esqueleto vivo: a algún dramático Date a mirar, para que piense horrísono Plan de algún drama emanación del báratro. Date, por cuanto vos, al tonto público Y te hará poderoso el espectáculo... Date, mas date prisa, a muerte mística Y el memento fatal, trágalo, trágalo: Sin odio acógete mi amistosa epístola, Antes que llegue tremebundo un Sábado En que las brujas te arrebaten ávidas Para hacerte su rey del conciliábulo.
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