"El mar está en calma, la luna riela Jugando en las ondas De plata y azul." "El aire reposa Y el ave que vuela, Lenta, pavorosa, Graznando revela Nocturna quietud." "Esta hora sagrada Misterios y amores Derrama en la vida Del hombre infeliz;" "Más libres exhalan Perfumes las flores, Más libres los ayes De agudos dolores Más libres los ayes De agudos dolores Se arrojan aquí." "Tiéndeme, adorada, Tu mano hechicera, No importa que mires Mi mano temblar." "El mar está en calma, La góndola espera... Pastora preciosa, Con planta ligera, Corramos al mar." Así el amante cantaba Junto a su pastora bella, Tierna y cariñosa ella Con delicia le escuchaba, Cuando a tan tierna canción Dio el dolor un nuevo giro, Salir haciendo un suspiro Del centro del corazón: El pasto que tal oyera Vuelve la vista turbada, Y a su pastora adorada La dice de esta manera: "¿También los suspiros tu pecho alimentan? "¿También hay tormentos, mi bien, para ti? "Dime que a mis ojos tus penas se aumentan: "Diles a tus ojos, paloma, que mientan... ¡No mires así! "¿Un vago recuerdo de dicha pérdida "Tu ardiente suspiro del seno arrancó?... "¿Fue acaso un presagio de pena temida?... "Responde, adorada: responde, mi vida: ¡Tu voz oiga yo!" "Cualquiera el motivo fatal de tu duelo "Corramos, pastora, su influjo a matar. "El mar está en calma, copiando ese cielo: "La luna derrama de dicha y consuelo... "Corramos al mar." Muda la joven dichosa, Pero a caminar dispuesta, Ardiente mano en respuesta A su trovador tendió Y de ambos cual corderitos Que triscan por la pradera, Hacia la mansa ribera Amor sus pasos guió. Ya ondula con gracia La góndola libre. Ya el remo potente Azota la mar, Espumas de plata Oprime la quilla, Plumitas brillantes Se miran brotar. Semejan los peces, Saltando a los bordes, Enjambre de abejas Que ronda un panal, Y surca los mares La amante pareja, Cual blancas palomas Vuelan par a par. ¡Señor, mi Dios! Tu diestra Omnipotente, Sujeta al viento y encadena al mar... Quisiste, y nació el sol resplandeciente, El orbe a iluminar. La tierra simboliza tu clemencia, Fecunda, engalanada por doquier: Patentizan los astros tu alta ciencia... ¡Los mares tu poder! ¡Señor, mi Dios, la ráfaga de viento Detén, que cruza rebramando ya, Y pretende elevar al firmamento Las ondas de la mar! ¡Mira los antes quietos arenales En montes levantarse por allí Y robustas palmeras colosales Besar su sombra aquí! ¡Retumba en las cavernas la tormenta! ¡El trueno de las aguas causa horror! ¡El suelo siento abrir que nos sustenta! ¡Piedad! ¡Piedad, Señor! Siguió la luna enviando Pálida luz, sepulcral; Y ya atado el vendabal, Fuese la mar arrastrando A su cárcel inmortal. Del bosque no se veía Una hoja sola mover, Pero con pavor se oía Algún tronco que crujía, Ya desgajado al caer. Por las ondas arrojados, Por los vientos impelidos, Árboles desencajados Y buques despedazados Se miraban esparcidos... ¡Oh recuerdo de dolor! ¡Pareja amante!... a perderte Fuiste, porque fue tu suerte En la góndola de amor Bogar en pos de la muerte.
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