Bendita tú entre las mujeres
—Virgen y Madre—
Dadle a la Flor por bella cuanto quiso de luz, si de la luz se hizo rosa, y dadle lo mejor de cada cosa para ser rosa, si le es preciso. Tal candor a su ser es compromiso, que de aromas celestes se desposa; y por hacerla suya y más preciosa ¿Dios le arrebatará su paraíso? Y si la más altiva providencia, aromando el jardín de lo absoluto, nos dio flor y mujer en una esencia: ¡Eximidla, mortales, del tributo! y dejad a la flor por excelencia, sin dejar de ser flor, que dé su fruto.
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