La soñadora de Ávila
Vivo en mi primer morada de Amadís y de Morgante, de soñadora y amante y de estar enamorada. Os estoy a vuestra espada, a vuestra voz de diamante; mas vivo, de tal talante, sin vos, sin Dios y sin nada. Por eso, de hoy más, persigo sobre rocín clavileño un Dios Andante y amigo. Y así cumplir el empeño de tener siempre conmigo a vos, a Dios y a mi sueño.
|