Elegía XIX
Llegar a ser por fin desnudo esquema, rito que piensa y fórmula que ama; una brillante hipótesis de llama que no se apaga porque no se quema. Moraleja final y epifonema a los que se reduzca el vivo drama, en la sublimación del pentagrama con variaciones al divino tema. Y en esta purificación sin tasa, donde mi pensamiento queda fijo frente a la solicitación que pasa, volver cual hijo pródigo y prolijo; mientras deshecho de dolor se abrasa mi corazón al pie del crucifijo.
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